Biografías fantásticas «La gran bruja»

¡Buenos días lectores! En la entrada de hoy podréis disfrutar de otra autobiografía fantástica, en esta ocasión, una muy mágica e intrigante.

«LA GRAN BRUJA»

Yo, Valeria Blasco Garzarán nací en Teruel en el año 1062. Descendiente de romanos, me crié en una casa en el campo con mi tía después de que mi familia fuese asesinada por otra poderosa familia llamada los Lozano.

Mi tía era una mujer muy especial, me enseñó a leer, cosa que pocos sabían y me prometió que cuando cumpliese los 16 años me transmitiría un secreto familiar. Después de largo tiempo esperando, me confió el secreto que durante varias generaciones mis antepasados habían practicado. La brujería o la magia. La magia podía servir para agradecer, crear, vengarse y destruir. Mi tía consiguió hacerme una experta en brujería tras cuatro años de duro entrenamiento. Con 20 años, me marché con una cesta con pociones y el libro de hechizos de mi tía, a la ciudad más próxima para conocer un poco más del mundo.

La ciudad era pequeña y acababa de perder a su señor, le iba a suceder un joven sobrino suyo llamado Fernando Lozano. Cuando lo vi me di cuenta de que era de la familia que mató a mis parientes. A partir de aquel momento decidí vengarme. Tras un año maquinando posibles planes para mi venganza encontré una solución. Incendié toda la ciudad y achicharré al rey y a sus ciudadanos.

Durante el resto de mi vida he ido caminando cerca de pueblos, villas y ciudades ayudando a la buena gente, castigando a la mala y fastidiando a los ricos.

Me casé con 29 años con Eduardo Oliver Ruipérez y después de siete años juntos tuve a nuestra única hija llamada Cristina. Cuando Cristina solo tenía seis años Eduardo murió de varicela y yo sola me encargué de la educación de mi hija. Poco a poco le enseñé todo lo que me transmitió mi tía y así la brujería pasó de una generación a otra.

Mi hija y yo tuvimos que huir de varias aldeas por acusaciones y sospechas que nos ponían en peligro. Para alegrar a mi hija le regalaba pájaros o pequeños animales hasta que llegó Tigre, nuestro gato.

Morí acompañada en mis últimos momentos de mi hija y Tigre en una casa en el campo a la alta edad de 87 años.

Valeria B.